El CEO se Entera de Mis Mentiras

Chapter 137



Capítulo 137

Las cinco pruebas estaban completamente terminadas.

Alberto las tomó rápidamente y las revisó. Estaban llenas de su escritura delicada, con todas las respuestas correctas.

¿Cómo es posible?

Alberto no podía creerlo. Ella había completado cinco pruebas en una hora, ¡y todas con calificación perfecta!

¿Cómo lo había logrado?

Alberto observó desconcertado a la dormida Raquel y luego llamó en voz alta: - ¡Secretario Francisco!

La puerta de la oficina se abrió rápidamente y el Secretario Francisco entró. - ¿Presidente, en qué puedo ayudarle?

-¡Secretario Francisco, no puedo creer que hayas hecho esto bajo mis narices!noveldrama

El Secretario Francisco, confundido, respondió: -¿Presidente, qué es lo que he hecho?

Alberto arrojó las pruebas sobre la mesa. -¡¿Cómo te atreves a dejar que Raquel copie las respuestas en secreto?!

El Secretario Francisco contestó: ¡Es una injusticia, presidente, yo no lo hice!

Alberto no quería escuchar la explicación del Secretario Francisco; para él, cualquier explicación solo era un intento de encubrirlo. Con la capacidad de Raquel, era completamente imposible que hubiera terminado cinco pruebas perfectas en tan solo una hora, a menos que el Secretario Francisco le hubiera dado las respuestas.

-Te voy a descontar un mes de salario. Esto no se repetirá. ¡Fuera de aquí!

El Secretario Francisco, confundido, pensó: ¿Por qué yo?

Con la cabeza baja, el Secretario Francisco salió.

Alberto pensó en despertar a Raquel y regañarla, pero al verla dormir tan plácidamente, y al darse cuenta de que ya era tarde, decidió tomarla en brazos y llevarla a su sala de descanso.

Últimamente había estado durmiendo allí. Colocó a Raquel con suavidad sobre

su cama.

Pensó en irse, pero justo en ese momento, Raquel extendió los brazos y lo abrazó por el cuello con fuerza, arrastrándolo a la cama junto a ella.

Después de varios días, los dos volvieron a dormir juntos. Capitulo 137

El cuerpo suave y delicado de Raquel se acurrucó en su pecho, y sus pequeñas manos abrazaron su cuello mientras encontraba un lugar cómodo en sus brazos para seguir durmiendo.

Alberto, rígido, notó que, a pesar de que hacía días que no dormían juntos, ella seguía siendo igual de pegajosa.

La envolvía, la abrazaba fuerte.

Alberto intentó soltar sus manos. -Raquel, suelta, no podemos dormir juntos.

Ana no le permitía estar en la misma habitación con ella.

Raquel no reaccionó.

Alberto no pudo soltar su mano. Una expresión de resignación y agotamiento apareció en sus ojos, y pronto el sueño lo venció. Colocó su mano suavemente sobre el frágil hombro de Raquel, la abrazó con ternura y cerró los ojos.

En ese momento, su teléfono, que estaba sobre la mesa de noche, comenzó a iluminarse. Era una llamada de Ana.

Ana lo estaba llamando.

Pero Alberto había puesto el teléfono en silencio antes, por lo que la llamada de Ana sonó una y otra vez sin ser atendida...

A la mañana siguiente.

Alberto abrió los ojos lentamente. Ya estaba despierto.

El cuerpo suave como la seda de Raquel seguía en sus brazos, aún sin despertar.

Alberto miró la hora: ya casi eran las ocho.

Se sorprendió de haber dormido tanto.

Normalmente se despertaba a las seis, pero cuando dormía con Raquel, la calidad del sueño era

tan buena que siempre se despertaba mucho más tarde.

Alberto intentó retirar su brazo con cuidado, ya que tenía que levantarse.

Pero en cuanto se movió, Raquel se aferró a él, impidiéndole levantarse.

Alberto miró su rostro suave y pálido, con sus hermosos ojos fijos en ella. - Raquel, tengo que levantarme a trabajar.

Raquel, enterrada en su pecho, se retorció y se quejó suavemente, emitiendo un sonido quejoso: -Mmm...

Capitulo 137

El sonido quejoso de la joven sonaba como un "no quiero", y era adorable.


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